Cuando corregimos un texto, una de las dudas más habituales en el aspecto ortotipográfico suele ser cómo escribir los latinismos. Si queremos ejecutar una buena corrección, debemos tener clara la respuesta a algunas preguntas que generan: ¿se tildan o no?, ¿van en cursiva o con comillas?, ¿cómo forman su plural?
Si no lo tienes muy claro, este artículo de La Lengüeta puede ayudarte.
¿De dónde proceden los latinismos?
A nadie se le escapa que el español es una lengua románica. Y esto quiere decir que procede, por evolución natural, del latín que se extendió por la península ibérica durante la romanización. De aquel latín hispánico (en el que ya figuraban palabras de origen prerromano y de origen germánico) procede la base léxica del español: esto se denomina léxico heredado o patrimonial.
No obstante, a esta base se le han ido incorporando voces de otras lenguas con las que el español ha tenido contacto. Y así se ha formado nuestro léxico adquirido, palabras que se pueden convertir en un problema en nuestro texto si no sabemos cómo se escriben: ¿hay que acentuarlas ortográficamente o se respeta la acentuación de la lengua de origen?, ¿se escriben en cursiva o redonda?, ¿qué normas siguen para formar el plural?
Los términos que más dudas generan en un escritor suelen ser aquellos incorporados desde las lenguas clásicas. Más en concreto, los que se conocen popularmente como latinismos: todas las voces tomadas del latín en un momento histórico posterior a los orígenes del español. Si quieres saber cómo escribir los latinismos, seguro que este artículo puede resolverte muchas dudas.
Cómo escribir los latinismos: ¿crudos o adaptados?
Uno de los factores determinantes para saber cómo escribir los latinismos correctamente es averiguar si estamos ante un latinismo crudo o uno adaptado.
En el caso de los latinismos crudos, se conserva la forma original del término en latín, sin cambios significativos en su escritura o pronunciación. Suelen utilizarse en contextos académicos, científicos o jurídicos, donde se valora mantener la fidelidad al término original.
Por otro lado, los latinismos adaptados son aquellos términos que han sido modificados para adaptarse a las reglas y convenciones del idioma en el que se utilizan. Estas adaptaciones pueden implicar cambios en la terminación, la pronunciación o, como veremos, incluso en la escritura del término original en latín. Esta forma de adaptación permite una mejor integración de los latinismos en el idioma receptor, facilitando su comprensión y uso por parte de los hablantes nativos.
Cómo escribir un latinismo crudo
Cuando escribimos un latinismo con plena conciencia de estar utilizando una palabra en latín, estaremos ante uno crudo. Esto significa que debemos:
- Respetar su grafía originaria y no añadir signos ajenos al sistema de escritura latino. Esto significa que no usaremos tildes, ya que el latín carece de ellas.
- Marcar gráficamente el carácter foráneo de estas voces a través de la cursiva. Cuando se usan palabras o expresiones en otro idioma, se marcan con la cursiva. En este uso alterna con las comillas.
Cómo escribir un latinismo crudo: ejemplo
Veamos, en el siguiente ejemplo, cómo se marcan con cursiva los latinismos crudos de este fragmento:
«Las termas o baños públicos tenían piscina fría (frigidarium), piscina caliente (caldarium), vestuario (apodyterium) y otras instalaciones para practicar deportes, jugar o mantener relaciones sociales» – Fernando Calvo Serraller, El arte contemporáneo
Cómo escribir un latinismo adaptado
Las voces latinas, en ocasiones, pueden contar con formas adaptadas al español, como es el caso de trivio o cuadrivio. Si hablamos de latinismos adaptados, tenemos que decir que la mayoría de ellos han llegado a través de otras lenguas. Han perdido su vinculación exclusiva con el mundo latino, pasando a designar realidades actuales: accésit, adenda, detritus, déficit, estatus, pódium, quid, referéndum… Ninguna de estas voces presenta una grafía ajena a las convenciones ortográficas del español ni plantea problemas de inadecuación entre su grafía y su pronunciación. Eso significa que son latinismos adaptados. Como tales, debemos someter estas palabras a las reglas de acentuación de nuestra lengua.
Cuando pensamos en cómo escribir los latinismos, muchos de ellos solo requieren la aplicación de la tilde: hábitat, ómnibus, etc. Otros han conservado idéntica grafía (herpes, humus, lapsus, ratio…) y, a veces, se ha modificado, como en los casos de: addenda > adenda; accessit > accésit; status > estatus…
Estas palabras no necesitan ningún tipo de resalte tipográfico, pues, al contrario que los latinismos crudos, no son concebidas como extranjerismos.
Qué recomienda la RAE sobre cómo escribir los latinismos
Aunque hay muchas autoridades lingüísticas, parece haber unanimidad a la hora de seguir las recomendaciones de la Real Academia Española de la lengua como organismo prescriptor de mayor prestigio. Por eso, siguiendo todas esas pautas regularizadoras, la RAE aconseja lo siguiente sobre cómo escribir los latinismos en plural:
- Escribir con grafías plenamente adaptadas siempre que sea posible. Esto significa que, por ejemplo, es preferible escribir cuórum y execuátur antes que quórum y exequátur. También debemos olvidarnos de quadrivium o cuadrívium y escribir cuadrivio y descartar summun para escribir siempre sumun.
- Si se opta por escribir con la grafía etimológica latina, tratar las palabras como latinismos crudos. Esto quiere decir que siempre se escribirán en cursiva (o con comillas) y sin tildes, con la misma grafía que presentan en su escritura de origen.
Respecto a cómo escribir los latinismos plurales, otro de los grandes quebraderos de cabeza a la hora de escribir latinismos, la solución es sencilla: siguen las mismas reglas de formación del plural que las palabras españolas. Así, por ejemplo, los latinismos llanos o esdrújulos no monosílabos acabados en -s o -x son invariables en plural: los campus, los lapsus, los estatus, los ángelus, los ficus. No obstante, existen excepciones:
- Los acabados en -r, que a veces se mantienen inalterables (los execuátur, los paternóster), también pueden añadir -es (magísteres, nomenclátores).
- Los latinismos que acaban en -t también vacilan entre mantenerse invariables o añadir -s (esta última es la variante preferida por la RAE, por adecuarse a las reglas morfológicas generales del español): los accésits, los déficits, los hábitats, etc.
- Los latinismos acabados en -m añaden en general -s para el plural: tándems, desiderátums, médiums, péplums, vademécums. La excepción es álbumes.
A pesar de esto, la RAE recomienda en su Ortografía de la Lengua Española (2010) no usar los plurales latinos en -a, introducidos en español por influjo del inglés: currícula* (mejor la forma currículums o la adaptada currículos), córpora* (mejor corpus). También apunta que las locuciones latinas son invariables: los modus vivendi, los alter ego, etc. En estas locuciones latinas y en dichos o citas en latín también se suelen cometer muchos errores. Pero eso lo contaremos en otro artículo, aquí, en La Lengüeta.
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